jueves, 7 de octubre de 2010

El Filosofo Gobernante

Universidad: Universidad del Desarrollo Profesional
Lic. Educación
Materia: Teoría de la Educación
Tema: El Filosofo Gobernante
Nombre del Alumno: Caldera, Paola Esmeralda
Bibliografía: Autores: Bowen, James y Hobson, Peter
                     Libro: Teorías de la Educación
                     Editorial: Limusa México, 1979, pp 54-60

I.- Resumen

            A continuación de la discusión sobre la justicia, se hace la sugerencia revolucionaria (para aquel tiempo) de que se debe abolir la familia, de que las mujeres deben tener igualdad total con los hombres y que los hijos se deben educar comunitariamente. Sócrates pasa a ensenar que nunca se lograra la justicia a menos que los gobernantes se conviertan los filósofos y estos en gobernantes. Sostiene aquí que la opinión publica a sido formada por los infames sofistas (de ordinario maestros y itinerantes) que hacen mal uso de la educación y crean de ella una falsa impresión. Si se quiere un Estado verdaderamente justo debe empezarse de nuevo, y de esa manera se pasa a debatir la educación del filósofos genuino que tiene conocimiento del bien.
Si quieres que te haga ver como y hasta que punto puede realizarse semejante Estado lo hare, por obligarte, con tal de que me concedas una cosa que necesito. ¿Es posible ejecutar una cosa precisamente como se describe? ¿No hay por el contrario, en la naturaleza, cosas cuya ejecución se aproxima menos a lo cierto, a lo verdadero, que el discurso? –No exijas, pues, de mi que realice con mi precisión absoluta el plan que he trazado, pero si puedo hallar como puede ser gobernado un Estado de manera muy aproximada a la que dicha queda, reconoce entonces que he demostrado, como me exiges que nuestro Estado no es una quimera.
-Amenos que los filósofos no gobiernen lo Estados o que aquellos que hoy se llamen reyes y soberanos no sean verdaderamente filósofos, de suerte que la autoridad publica y la filosofía se encuentren unidas en el mismo sujeto, y que se excluya en absoluto del gobierno, a tantas personas como hoy aspiran a uno de esos dos términos; a menos de eso digo, mi querido Glaucon no hay remedio para los males que desolan a los Estados, ni aun para los del genero humano, y jamás el Estado perfecto cuyo plan hemos trazado aparecerá sobre la tierra liberar la luz del día.
Adimante, tomando aquí la palabra, me dijo: Sócrates, nadie puede negarte la verdad de lo que acabas de decir. Pero he aquí una cosa que de ordinario ocurre a los que hablan contigo: imaginan que, por no hallarse versados en el arte de interrogar y responder, son incluidos poco a poco a error, por una serie de preguntas cuyas consecuencias no eran al principio pero que, relacionadas unas con otras, acaban por hacerles caer en un error completamente opuesto al que habían creído primeramente.
El trato que se concede a los sabios en los Estados en que viven, es tan extraño y particular que nadie ha experimentado jamás cosa que pueda aproximarse; de suerte que me veo obligado a formar con diversas partes que en conjunto no guardan ninguna relación, el cuadro que debe de servir para justificarle, e imitar a los pintores cuando nos presentan animales mitad machos cabrios y mitad cuervos, u otras monstruosas figuras.
Sobra la razón para considerar a los mas sabios de los filósofos como gente inútil para el Estado; que, con todo, no es a ellos a quien hay que reprochar su inutilidad, sino a los que no se dignan utilizarlos, porque no están en el orden que el piloto ruegue a la tripulación que le entregue la dirección del navío, ni que los sabios vallan de puerta a puerta a formular semejante suplica ante los ríos. Erraras si comparas a los marineros de que acabo de hablar, con los políticos que se hallan hoy al frente de los negocios, y a aquellos a quienes tratan de gente inútil, perdida en la contemplación de los astros, los comparas a los verdaderos pilotos. Pero la mayores y mas importantes calumnias que haya de soportar la filosofía, le sobrevienen por culpa de los que se las dan de filósofos sin serlo. Ellos son los que hacen decir a los enemigos de la filosofía que la mayor parte de sus sectarios son hombres perversos, y que los mejores de ellos son cuando menos inútiles, acusación que contigo he reconocido fundada.
Hemos dicho que nuestros magistrados debían ser de ingenio vivo y de carácter firme; que sin eso no había de tomarse tantos cuidados por su educación ni ascenderles a los honores y a las primeras dignidades.
La idea del bien es del objeto del conocimiento más sublime; que la justicia y las demás virtudes toman de esa idea su utilidad y todas las ventajas.
            -Pienso, en efecto, que no será seguro guardián del Estado aquel que posea lo justo y lo honesto sin saber de sus relaciones con el bien, supuesto que puedan conocerse lo bello y lo justo sin conocer previamente el bien, cosa que me atrevo a negar. - ¿Estará, pues, bien regido nuestro Estado si tiene por jefe a un hombre que una el conocimiento del bien al de lo bello y de lo justo? –Pero ¿en que haces consistir tú, Sócrates, el bien: en la ciencia, en el placer, o en alguna otra cosa?     


II.- Análisis:

            De las ideas más importantes de las que pudo aportar Sócrates, se desenvuelven diferentes tipos de manifestaciones enfocadas hacia la educación. Retomando la idea del filósofo gobernante es muy importante que recordemos la equidad de género, y el empuje educativo que se les puede dar a los hijos por medio de la colectividad.
            Cabe señalar que el derecho a la justicia depende de la conciencia de cada persona, en este caso que cada individuo que llegue a tener el poder en el gobierno o el que nos represente debería tener una mentalidad mas abierta, no tomando un papel de soberano que finja saber o tener las soluciones, sino todo lo contrario hablando de justicia debería ser mas conciente.
            Es necesario a mi punto de vista, para que un gobernante pueda desempeñar un papel adecuado son indispensables tres factores: 1) que piense, 2) que dirija y 3) que asuma la responsabilidad a la que este sometido.
            Algo en lo que estoy en desacuerdo con Glaucon es que el contradecía a Sócrates porque no creí que un buen gobierno se pudiera lograr siguiendo un modelo a partir de las ideas naturales dadas al hombre por medio de su intelecto. Me da gusto que en la actualidad las personas tengamos diferentes tipos de forma de pensar y que no nos pueden obligar a ser algo que no queremos, además que se nos abre la puerta a las diferentes posibilidades de mejorar un futuro, el problema esta en que nosotros como ciudadanos nos dejamos manipular por diferentes medios o simplemente por miedo al que dirán o al que me harán nos quedamos callados y en verdad es de suma importancia aportaron manifestar nuestro sentido de la realidad social 
           


                                                                        Septiembre 20 del 2010 
                                                                                                     Caldera, Paola Esmeralda

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