jueves, 7 de octubre de 2010

A. S. Neill

Universidad: Universidad del Desarrollo Profesional
Lic. Educación
Materia: Teorías de la Educación
Tema: A. S. Neill
Nombre del Alumno: Caldera, Paola Esmeralda
Bibliografía: Autores: Bowen, James y Hobson, Peter
                     Libro: Teorías de la Educación
                     Editorial: Limusa México, 1979, pp
                                                                                      
I.- Resumen:

            Alexander Sutherland Neill (1883-1973), nació en la ciudad escocesa de Forfar, a unos 24 Km. de Dundee. Su padre fue maestro de escuela.
            Una característica sobresaliente del enfoque pedagógico de Neill fue su insistencia en lo que llamaba la libertad del niño; Neill creía, que nunca se debe obligar a un niño a que aprenda. Se debe permitir que siga su propio camino y que busque aprender solo por sus propias necesidades e impulsos interiores.
            El psicoanálisis no es una única escuela de pensamiento psicológico; por el contrario se caracteriza por múltiples teorías, a veces contrapuestas, demasiado complejas. Su doctrina central es el concepto del yo: la personalidad única de cada individuo.
            Para Neill, el ‘bien’ se define por los resultados del crecimiento; el proceso determina el producto, en lo que se opone diametralmente a Platón, y esta en total acuerdo co Rousseau.
            La teoría de la moralidad de Neill; moralidad es fundamentalmente un proceso social y si tiene algunos absolutos todos parten de un principio cardinal de respeto por el individuo.

La libertad en la educación.
            Nadie puede dar libertad a otro; la libertad es un estado natural y todo lo que alguien puede hacer es abstenerse de construir alambradas, de manera que la oposición del maestro por lo que se refiere a la libertad debería ser negativa. Su lema debería decir: ‘Me mantendré aparte’, esto si aprecia la libertad.
            La libertad en la escuela es simplemente hacer lo que a uno le guste, mientras no se estorbe la paz ajena, y en la práctica eso funciona maravillosamente.
            Bajo la libertad los niños adquieren algo que ningún coercitivo puede darles, una sinceridad que se presenta con bravura, una actitud hacia la vida que es independiente y fluida, un interés por la gente y las cosas que no pueden dar ni tener las disciplinas ni todos los libros de texto del mundo; por el contrario, que la inhiben. Un niño libre es una personalidad, pero un niño disciplinado es una criatura desgarrada obligada a ser insincera porque posee una personalidad doble: su yo y el modelo impuesto.
            No podemos tener niños libres si nosotros los adultos estamos ligados. Los niños libres manifiestan una sensatez que casi desconcierta. Cuando juzgan a alguien que ha inflingido las leyes de la comunidad su fallo es invariablemente bueno y nunca hay una sentencia dura, de manera que incluso los demás jóvenes se presentan ante el jurado de sus condiscípulos sin temor. La causa de esto es, primordialmente, que no viven bajo su presión. Los niños que son azotados por sus maestros, naturalmente practican lo mismo con los niños más pequeños, y gran parte de la crueldad infantil es resultado directo de la crueldad y oído que se manifiestan hacia ellos.
            Los maestros honestos y progresistas dan para bienes los nuevos enfoques y además ideas, pero incluso ellos acaban diciendo: ‘todo esta muy bien para usted, pero en mi aula tengo 50 muchachos a los que les he de enseñar. No puedo estudiar a cada uno de ellos individualmente, no puedo conocer su hogar y su historial de contiguo esta el  ‘profe’ de matemáticas, que no quiere saber de ruido. Además, los padres quieren que sus hijos aprendan y aprueben los exámenes’
            Diríase que la educación del mañana necesita un nuevo tipo de maestro, alguien que subordine el interés por la enseñanza al interés por la vida.
            El castigo es siempre un acto de odio. En el acto de castigar, el maestro o el padre aborrecen al niño y el niño se da cuenta de ello. El aparente remordimiento o cariño que muestra el niño que ha recibido una nalgada de su padre no siempre es autentico amor, lo que el niño vapuleando realmente siente es un odio que necesita disfrazar para no sentirse culpable, pues la azotaina ha llegado al niño a que fantasee: ojala mi padre cayera muerto. Esa fantasía de inmediato reporta culpabilidad: he deseado que mi padre muera. ¿Qué malo soy? Y este remordimiento lleva al niño a postrarse de hinojos ante su padre, en una aparente ternura. Pero, por de bajo, siempre esta el odio. Y se queda.
            Es importante que el niño aprenda que no puede pedir las herramientas de otro y echarlas a perder o causar daños en propiedad ajena o en otra persona, pues permitir que el niño haga lo que quiera, o lo que desee o a expensas de otro es malo para el niño. Hace de el un niño mimado, y el niño mimando es un mal ciudadano.
            En las escuelas de la adolescencia y la insolencia se considera como delitos.


II.- Análisis:

            Recordando lo que decía Rousseau respecto a la educación de un niño que debía ser un poco duro o exigente en su educación pero a la vez dejaba ver el lado sentimental, a lo que voy es que cada uno de los personajes que hemos investigado, explorado cada una de sus enseñanzas, cada vez va floreciendo y adquiriendo una mejor forma de educarnos, aunque no lo hemos hecho del todo muy bien (somos haraganes), nos quedamos estancados con lo que tenemos y no vemos mas allá de la realidad. Regresando a lo que leí hoy me pareció importante varias palabras de Neill, algo que me puso a pensar fue la parte en la que menciona que al niño no se le debe castigar cuando haga cosas indebidas, pero si darle una lección de vida, enseñanza que no olvide pero que no lo recuerde de manera que le afecte su autoestima.
            Con un niño debemos tener mucho cuidado, hasta incluso con adolescentes y adultos, a veces abrimos la boca por que tenemos y la cerramos después de haber ofendido a los ajenos.
            Otra cosa que también me llamo la atención es en la parte de ‘…en mi aula tengo 50 muchachos a los que les he de enseñar. No puedo estudiar a cada uno de ellos individualmente, no puedo conocer su hogar y su historial…’, yo considero que si se puede, cuando se tiene un amor, un interés hacia otro individuo, si lo haces, de una forma que ni te esperabas. También menciona que se debe dejar al niño que aprenda conforme pueda y no obligarlo a que aprenda, algo que es muy cierto hasta incluso la maestra lo mencionó (no recuerdo exactamente sus palabras) pero bueno, aquí en México no podemos aplicar esa forma de educar, pues si vamos al paso del niño el que no aprende muy fácil, nos atrasaría con los niños que aprenden mas rápido, y así la llevaríamos, nunca al parejo. Es verdad que no se puede obligar al niño a que aprenda pero si buscar alternativas o métodos pedagógicos para que a ese niño se le facilite el aprender.
            también menciona la parte en la que educas al niño, no tan mimado pero tampoco a que se haga rencoroso, a tal grado que te odie, la educación de un chamaquito no es cosa de juego, y de verdad eso me ha quedado muy claro.




                                                                                                              Octubre 05 del 2010




                                                                                                      Caldera, Paola Esmeralda

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