jueves, 7 de octubre de 2010

La Justica Como Cualidad Humana

La Justica Como Cualidad Humana

            La argumentación, hasta ahora, ha establecido, que el buen Estado debe ser equilibrado y cada persona debe realizar su propio cometido; mientras que de acuerdo con el principio de la división del trabajo, los buenos gobernantes serán aquellos mas dotados estén por la naturaleza para serlo. Sócrates sostiene ahora que la justicia de cada individuo es análoga a la justicia del Estado. El individuo es prudente por su razón, valiente por su espíritu, temperante cuando su apetito (esto es sus deseos instintivos) y su espíritu se hallan bajo el control de la razón[J1] . Y es justo cuando cada una de sus facultades desempeña su propio trabajo y no se entromete en las funciones de las demás.
           
            -Por, fin hemos llegado, aunque conozco poco trabajo, a demostrar claramente que hay en el alma del hombre tres principios que corresponden a cada uno de los tres ordenes del Estado. –En efecto. -¿No se nos aparece como inexcusable que el particular sea prudente? –Si. -¿Y que el particular sea valeroso de la misma manera y por lo mismo que el Estado? En una palabra, que todo aquello que contribuye a la virtud se encuentre en el uno como en el otro – sin duda.- así diremos mi querido Glaucon, que lo que hace justo al Estado, hace justo al particular igualmente. –consecuencia necesaria. –no hemos olvidado que el Estado es justo, cuando cada uno de los tres ordenes de que se compone hace exclusivamente aquello que es su deber. – no creo que lo hayamos olvidado. – recordemos, pues, que cada cual de nosotros será justo y cumplirá su deber cuando cada uno de las partes de que el mismo se compone cumpla su labor propia[J2] . –si, verdad es que deberemos recordarlo. - ¿no incumbe a la razón el mando, puesto que en ella recibe la prudencia, y toda vez que ejerce inspección sobre la totalidad del alma? ¿Y no corresponde a la cólera obedecer y secundarla? – si.- ¿y como podría mantenerse en perfecto acorde esas dos partes si nos es mediante la mezcla de la música y la gimnástica de la que antes hablábamos y cuyo efecto será por una parte, nutrir y fortificar la razón con hermosos preceptos con el estudio de las ciencias, y, por otra parte, adulciguar y aquietar el valor con el hechizo del numero y de armonía? – no veo ningún otro medio. – esas dos partes del alma, así educadas e instruidas en su deber, regirando el apetito sensitivo, que ocupa la mayor parte de nuestra alma, que es insaciable por naturaleza. Tendrán cuidado de que después de haberse acrecentado y fortalecido ese apetito con el goce de los placeres del cuerpo, no escena de los limites de su deber, ni lo pretenda atribuirse sobre el alma una autoridad que no le pertenece, y que introduciría en el conjunto un extraño desorden. – Sin duda.-en caso de ataque exterior, adoptaran las mejores medidas para la seguridad del alma y del cuerpo. La razón deliberara la cólera combatirá, y, secundada por el valor ejecutara las ordenes de la razón. – Perfectamente.-el hombre merece, pues, nombre de valeroso cuando aquella parte de su alma en que la cólera reside sigue constantemente, através de los placeres y trabajos, las ordenes de la razón a cerca de lo que es o de lo que no es de temer. –Si.- es prudente por esa pequeña parte de su alma que ejerce el mando y da ordenes, única que sabe lo que es útil a cada una de las otras tres partes y a todas ellas a la vez. – cierto es eso.- ¿no es temperante por la amistad y armonía que reinan entre la parte que mandan y las que obedecen, cuando estas dos ultimas están de acuerdo en que es la razón a la que corresponde mandar, y no le disputa la autoridad? – la templanza no puede tener mas principio que ese, así en el Estado como en el particular. – finalmente, así mismo, será justo por cuanto acabamos de decir. – indudablemente. - ¿hay algo, ahora, que nos impida reconocer que la justicia en el individuo es la misma, que en el Estado? – no lo creo. – si todavía nos quedase alguna duda en ese respecto, haremos que desaparezca, por los absurdos que trae aparejados consigo. – y cuales? – por ejemplo: si se tratase respecto de nuestro Estado o del particular formado con arreglo a su modelo por la naturaleza y por la educación, de examinar entre nosotros si ese hombre podría distraer en provecho suyo un deposito de oro o de plata, ¿piensas que nadie le creería mas capaz de una acción como esa, que a aquellos que no se parece a el? – no piensa  cosa. - ¿no será, igualmente, incapaz de saquear templos, de hurtar, de traicionar al Estado o a sus amigos? – Si- ¿y de faltar en algún modo a su juramento y promesas? – sin duda. – el adulterio, la falta de respeto hacia los padres y de piedad hacia los dioses, serán otros tantos delitos de que se hará menos culpable que cualquier otro. – En efecto.- y la causa de todo ello, ¿no es la subordinación establecida entre las partes de su alma, y la aplicación de cada una de ellas a cumplir sus deberes? –Mal podría ser otra.- pero ¿conoces alguna otra virtud, fuera de la justicia, que pueda formar hombres de ese carácter? – en verdad que no.- vemos, pues, ahora, con toda claridad lo que al principio no pasábamos de entre ver. Apenas pusimos manos al plan de nuestro Estado, cuando alguna divinidad nos ha hecho tropezar con un modelo de justicia. – Verdad es.- así, mi querido Glaucon, cuando exigíamos que el que hubiese nacido zapatero, carpintero, o para ejercer cualquier otro arte, y si hace bien su oficio y no se entremetiese en ninguna otra cosa, trazábamos la imagen de la justicia[J3] . Así hemos conseguido nuestro fin por ese medio. –Evidentemente- la justicia, en efecto, se asemeja a lo que prescribíamos nosotros en que no se detiene en los actos eternos del hombre, sino que regula lo interior del mismo, no permitiendo que ninguna parte de su alma haga otra cosa que aquello que le es propio y prohibiéndoles que recíprocamente se usurpen sus respectivas funciones. Quiere que el hombre, después de haber señalado debidamente a cada cual las funciones que propiamente le incuben después de haberse hecho dueño de si mismo, después de haber establecido, orden y concordia entre esas tres partes, de haber puesto entre ellas un acorde perfecto, y como entre los tres tonos extremos de la armonía, la octava, la baja y la quinta, y entre los restantes tonos intermedios, si existen, después de haber ligado entre si todos los elementos de que esta compuesto, de suerte que de su conjunto resulte un todo bien regido y concertado, quiere –digo- que entonces comience a obrar el hombre, ya se proponga acumular riquezas, ya cuidarse de su propio cuerpo, ya acogerse a la vida privada, ya intervenir en los asuntos públicos; que en todas esas circunstancias, del hombre de acción justa y hermosa a toda acción que hagan hacer y mantenga en el ese hermoso orden, y el nombre de prudencia a la ciencia que preside las acciones de esa naturaleza, y que, por lo contrario, llame acción injusta a la que destruya en el ese orden, e ignorancia a la opinión que preside semejantes acciones. – nada mas es cierto, mi querido Sócrates que lo que dicen. –así no temeremos equivocarnos muchos y aseguramos que hemos hallado que es un hombre justo, un
Estado justo, y en que consiste la justicia. – nada tendremos que temer. -¿lo aseguraremos entonces? -¡si, por Zeus! –sea. Réstanos, me parece, examinar que sea la injusticia. –sin duda. - ¿es acaso otra cosa que una sedición entre las tres partes del alma, que se dirigen aquello que no es de su inconvencia, ursupando ajeno oficio; una sublevación de una parte contra el todo por abrogarse una autoridad que no le pertenece, porque  esta naturalmente hecha para acceder a aquello que esta hecho para mandar? De ahí diremos, de ese desorden y de esa perturbación, nace la injusticia y la intemperancia, la cobardía y la ignorancia. En una palabra, todos los vicios. – ciertamente. – puesto que conocemos la naturaleza de la justicia y de la injusticia, así mismo conocemos la naturaleza de las acciones justas e injustas. -¿Cómo así?- porque hacen respecto del alma lo mismo que respecto del cuerpo hacen las cosas sanas y nocivas[J4] . -¿en que?- las cosas sanas dan la salud. Las cosas nocivas engendran enfermedad. –en efecto. –parejamente, las acciones justas producen justicias; las acciones injustas, la injusticia. –Indudablemente.- dar la salud es establecer entre los diversos elementos de la constitución humana el equilibrio natural que somete unos a otros. Engendrar enfermedad es hacer que uno de esos elementos impere sobre los otos, osea dominados por ellos, contra las leyes de la naturaleza. – Es verdad-. –por la misma razón, producir la justicia es establecer entre la partes del alma la subordinación quien en ella a querido poner la naturaleza. Producir la injusticia es dar a una parte sobre las demás un imperio que va contra la propia naturaleza. – Perfectamente.- la virtud es pues, así puedo expresarme, la salud, la belleza, la buena disposición del alma; el vicio, por el contrario, es su enfermedad, su deformidad y flaqueza. – Así es como dices.- ¿no contribuyen las acciones honestas a promover en nosotros la virtud, y las acciones deshonestas a producir el vicio? –Sin duda.- ¿no tenemos pues, mas que examinar si es útil hacer acciones justas, aplicarse a aquello que es honesto, y ser justos, seamos o no tenidos por tales, o cometer injusticias y ser injustos, aun cuando no hubiésemos de temer ser castigados por ello y obligados por el castigo a hacernos mejores. –pero, Sócrates, me parece ridículo que nos detengamos por mas tiempo en semejante examen; porque si, agotado por completo el cuerpo, hácese insoportable la vida, aun cuando transcurra, entre deleites y honores y en opulencia, con mayor motivo abra de ser para nosotros una carga cuando el alma, que es su principio, este alterada y corrompida, aun cuando por otra parte tuviésemos poder para hacer cuanto se nos antojase.


 [J1]Cada individuo tiene su esencia interior es dueño de sus propios actos lo que haga se vera reflejado en su persona, cada acción que realice Abra que razonarla .

 [J2]lo interpreto, que habla de la autoestima, cuando tu estés bien contigo hablando de la parte interior no abra problema, sintiéndote a gusto no interviniendo en la vida personal de los demás no te faltara nada, solo en ti esta la felicidad y los logros que desees realizar.

 [J3]Por desgracia en la actualidad lo que pedían estos grandes personajes, ya no existe y lo que queda de ella se ve muy poco en las personas, es una impotencia el saber que estamos mal en nuestros actos y no hacer absolutamente nada es cuando pregunto que sucede con las personas ?, que pasa conmigo porque no cambio?

 [J4]Cada individuo es quien dirige su vida al rumbo que este desee, nosotros sabemos si estamos bien o no, si lo queremos hacer, nadie puede meterse en tu vida, pero puede darte una orientación. Pero lo bueno de todo esto es que de cada error que cometamos es una enseñanza mas en nuestro camino de la vida.

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