jueves, 7 de octubre de 2010

Teorías de la Educación


Universidad: Universidad del Desarrollo Profesional
Lic. Educación
Materia: Teorías de la Educación
Tema: Teorías de la Educación
Nombre del Alumno: Caldera, Paola Esmeralda
Bibliografía: Autores: Bowen, James y Hobson, Peter
                     Libro: Teorías de la Educación
                     Editorial: Limusa México, 1979,
                                                                                      
I.- Resumen:
           
            La que puede llamarse vida activa de la parte racional del hombre tiene dos partes: una, la que obedece a la razón; otra la que propiamente es poseedora de la razón y que piensa. Es la vida como actividad lo que queremos significar, porque este parece ser el más propio sentido del término.
            La felicidad una actitud del alma conforme a la virtud perfecta, consideremos ahora la naturaleza de la virtud, pues quizá de este modo podremos percibir mejor la de la felicidad.
            La virtud que debemos considerar es la virtud humana, ya que el bien y la felicidad que buscamos son el bien humano y la humana felicidad. Y por virtud humana entendemos no la del cuerpo, sino la del alma, y por felicidad una actividad humana.
            Es preciso, que el político estudie lo relativo al alma, más que lo estudie por razón de las virtudes y no más de lo que sea menester para nuestra actual investigación.
            La virtud irracional actúa sobre todo en el sueño, en el sueño nada puede distinguirse el hombre bueno del malo.
            Es doble la parte irracional del alma: de un lado la vegetativa que en manera alguna comulga con la razón; del otro la concupiscible y en general la desiderativa, que participa de la razón en cierta medida, en cuanto la obedece y se somete a su imperio.
            La parte irracional se deja persuadir de algún modo por la racional, lo revelan las amonestaciones y todo genero de reproches y exhortaciones. Y así, doble será a su vez la parte racional: una la que posee la razón previamente en si misma; otra, la que escucha la voz de aquella como la de un padre.
            Se divide la virtud: intelectual, son la sabiduría, comprensión y prudencia; moral, la libertad y la templanza.
            La intelectual debe sobre todo al magisterio su nacimiento y desarrollo, y por eso ha de menester de experiencia y de tiempo.
            La moral es fruto de la costumbre, de la cual ha tomado su nombre por una ligera inflexión del vocablo. Ninguna de las morales germina en nosotros naturalmente.
            Signo forzoso de los hábitos es el placer o la pena que acompañan a los actos.
            La virtud moral esta en relación con los placeres y los dolores. Dice Platón es preciso que luego desde la infancia se nos guíe de modo tal que gocemos o nos contristemos como es menester, y esto consiste la recta educación.
            Todo lo que se da en el alma son pasiones, potencias y hábitos, la virtud deberá ser alguna de estas tres cosas.
            Pasiones llamo al deseo, cólera, temor, audacia, envidia, alegría, sentimiento, odio, amistoso, añoranza, emulación, piedad, y en general a todas las afecciones a las que son concomitantes el placer o la pena. Llamo potencias a las facultades que nos hacen pasibles de esos estados, como son las que nos hacen capaces de airarnos o contristarnos o compadecer. Hábitos a los que hacen conducirnos bien o mal en lo que respecta a las pasiones como si.
            La virtud es un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente.
            Calipso aconseja: De esta humeante espuma saca la nave; …que el habito medio es en todas cosas laudable, y por la otra que es menester inclinarse unas veces al exceso y otras al defecto, porque así acertaremos mas fácilmente con el medio y con el bien…
            La felicidad no es una disposición habitual, la felicidad debemos colocarla entre los actos deseables por si mismos y no por otra cosa.
            El lema de Anacarsis: DIVIERTETE PARA QUE PUEDAS LUEGO OCUPARTE DE COSAS SERIAS.
            El mas deleitoso de los actos conformes con la virtud es el ejercicio de la sabiduría, el solo afán de saber, la filosofía, encierra, según se admite, deleites maravillosos por su pureza y por su firmeza; y siendo así, es razonable admitir que el goce del saber adquirido sea mayor aun que el de su mera indagación.
            La inteligencia es algo divino con relación al hombre, la vida según la inteligencia será también una vida divina con relación a la vida humana.
            Todo lo que hemos dicho anteriormente cobra ahora toda su coherencia, o sea que lo que es naturalmente lo propio de cada ser, es para el lo mejor y lo mas deleitoso.
            No es suficiente el saber teórico de la virtud, sino que hay que esforzarse por tenerla y servirse de ella, o de algún otro modo hacemos hombres de bien.

II.-Análisis:

Desde que nacemos, estamos naturalmente en constante cambio, estamos  desarrollando la forma mas apropiada con respecto a los valores humaos, es de mi entera comprensión que la virtud humana orientada al un propósito digno, enriquece la manera de cómo educar esa forma de sobrellevar las cosas.
A mi criteterio me alegro saber lo  que es bueno y lo malo, de cada individuo depende andar sobre su propio camino ya sea al mal o el bien, me pongo a pensar en lo demasiado aburrido si todos los que habitamos en este mundo fuéramos iguales, hiciéramos lo mismo y pensáramos igual, no podríamos distinguir las virtudes de cada persona, ese carisma, la esencia de cada individuo, simplemente fuéramos unos tontos robots conformados con una costumbre de diario, esperando a ver quien hace el cambio y seguirlo como ‘’ buenos ciudadanos ‘’ .
Que puedo decir, todo ser humano esta lleno de virtudes de las cuales nos caracterizamos y nos llenamos de orgullo y tales son que nos sentimos tan vivos con ganas de seguir luchando, seguir aprendiendo de nuestro alrededor, explorar, llenar nuestros conocimientos y poderlos compartir a los demás sin el afán de sentirnos superiores a ellos.

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